Las artes marciales y el sistema educativo japonés representan en la actualidad un sistema de unión que creó un proyecto a instalarse en las escuelas públicas de Japón, como una suerte de “entrada obligatoria” en los cursos de primaria, con la finalidad de recuperar la disciplina y las formas tradicionales de comportamiento a través de algunas de estas disciplinas.
Las tres modalidades que en su momento fueron pensadas para la inclusión de las artes marciales dentro del sistema educativo eran el Judo, Kendo o Sumo, que según lo argumentado por los creadores del proyecto estas tres artes marciales podrían servir para los fines planteados y daban por hecho que la mayoría de los establecimientos educacionales optaría por el Judo.
Sin embargo, no todo salió como se esperaba ya que muchos padres no estaban a favor de esta inclusión y además Japón no contaba con suficiente personal capacitado que pueda cubrir esta importante tarea.
Por esta razón la enseñanza de un arte marcial recaería sobre profesores de educación física que en su mayoría no tienen experiencia en estas disciplinas.
Sumado a esto, existía en el momento de crear el proyecto y sigue existiendo hoy, un sector muy amplio de la sociedad que no está de acuerdo con la inclusión de este tipo de enseñanza, incluyendo asociaciones de padres que han pasado por la terrible experiencia de haber perdido un hijo o que ésta haya sufrido un grave accidente practicando Judo y que se niegan a semejante inclusión sin las medidas y el personal adecuado.
Desde 1983 hasta 2010 las estadísticas marcan que hubo 114 muertos y 214 casos de lesiones con secuelas graves por la práctica de Judo en Japón, de allí el miedo de los padres a permitir que sus hijos practiquen la disciplina en la escuela.
La ley ha comenzado a regir en el pasado mes de abril y la Federación de Judo comenzó un poco antes a formar de una manera apresurada a muchos profesores de educación física para que lleven a cabo esta tarea además de buscar nuevas metodologías y materiales más lúdicos, afín de que la entrada del judo sea bien recibida por parte de los alumnos y de sus familias.
Es de esperar que todos los responsables de esta inclusión de artes marciales en la enseñanza pública tengan la suficiente preparación y conciencia a la hora de trabajar con niños privilegiando siempre su seguridad para no tener que lamentar en el futuro algún problema.
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