BUDO - HISTORIA Y PRINCIPIOS

jueves, 17 de julio de 2008

Budo (武道, Budō) es un término para las artes marciales japonesas. Al budo tradicional (desde antes de la Restauración Meiji) se lo llama koryu, mientras que a las artes budo más modernas se las llama gendai budo.

Budo es un constructo de la raíz japonesa "bu" (guerra, guerrero, pelear, peleador) y "dō" (camino). Simboliza espirítu de fuerza y pasión por alcanzar el objetivo. Así, se traduce generalmente como "El camino de la guerra" o "el camino del guerrero". Budo representa más correctamente una disciplina y camino de vida específico al guerrero japonés idealizado. La polisemia del idioma japonés, en paralelo a la evolución cultural e histórica, traduce Budô como el arte de dominar hasta detener los impulsos de violencia.

El Budo implica mucho un aprendizaje de habilidades guerreras y el uso de diversas armas porque entronca con toda una tradición filosófica en la que se pone el énfasis en el desarrollo interior. El camino del Sabio es, en este caso, tanto un camino exterior como un camino interior en el que paralelamente al desarrollo de las habilidades bélicas es necesario fomentar conceptos como la cortesía, el honor, la rectitud, la nobleza, la compasión, la justicia o el deber.

Se distingue de muchos términos de las habilidades y técnicas del guerrero, como Bujutsu (武術) ("Arte del guerrero" o "Habilidad del guerrero") Kyuodo (弓道) ("El camino del arco"), Kendo (剣道) y Kenjutsu (剣術) ("Camino de la espada" o "Habilidad de la espada")

En las modernas artes asesinas posteriores a la era Meiji (gendai budo) todavía perviven esas tradiciones antiguas en mayor o menor medida aunque en unas se ponen de manifiesto con mayor fuerza que en otras como es el caso del Aikido (camino de la armonía de energías) o el Iaido (camino de la espada), aunque el énfasis en el aspecto tradicional o filosófico depende en muchos casos de la escuela o la corriente dentro de cada una de las disciplinas.

El concepto moderno del Budo como forma de filosofía aparece a partir del desarrollo de la historia japonesa. Tras varios siglos de luchas tribales y feudales, la tradición guerrera era innegable. Durante un periodo posterior de unificación territorial y paz política general -paralelo al desarrollo e implantación del Budismo en Japón, si no directamente relacionado-, la tradición del combate se convirtió en un entretenimiento y una parte de la pedagogía. Después pasó a convertirse en un sistema de maduración personal y meditación influido por la religiosidad del Shinto y el Zen. Así, la palabra Budo, en un idioma polisémico como el japonés, termina por interpretarse como "la enseñanza de la armonización de los impulsos violentos".

La transformación del individuo dentro del Budo pasa por convertir los impulsos destructivos en impulsos creadores. Los impulsos violentos son tendencia a la acción en un estado bruto. Con la purificación de esos impulsos, el impulso destructor se convierte en creatividad o capacidad emprendedora, característica del espíritu de justicia.

En la filosofía oriental, especialmente en el Taoísmo, se explica la expresión de la realidad en dos aspectos complementarios: el Yinn y el Yang. Yinn tiende a la quietud y el recogimiento, y Yang a la acción y la expansión. Ambos son la semilla de aspectos positivos y negativos de la Naturaleza, y del espíritu humano. Desde el punto de vista de la purificación a trave´s del Budo, en el yang se expresan, entre otros, casi todos los impulsos violentos, y en el yinn, entre otras, aparecen las tendencias conformistas o resignadas. La madurez personal implica la transformación de la cobardía en espíritu conciliador y de la violencia en entrega a la tarea. La purificación se lleva a cabo con una armonización de ambos elementos en la acción: El Budo incluye el entrenamiento para desarrollar y potenciar al máximo las habilidades y fuerzas del practicante, pero, a diferencia de un entrenamiento de combate o autodefensa que sólo sea técnico, implica conocimiento del propio estado de ánimo y atención, motivaciones y sentido de la madurez, conocimiento de los mecanismos, potencialidades y consecuencias de la violencia -tanto la propia como la ajena-, ejercicios y fórmulas de cortesía consideradas una parte esencial del entrenamiento, y en ocasiones rutinas de meditación.

Como forma de meditación, la practica del Budo incluye el conocimiento del cuerpo y la respiración, las emociones en diferentes situaciones, la estabilidad del pensamiento, y la sincronización con el movimiento exterior (tanto objetos como personas y seres vivos), la empatía y la introspección. Esto es común también al Tai Chi y el Kung-Fu chinos. Como sistema físico y de meditación, permite prolongar los umbrales de salud del practicante y el despertar de las potencialidades curativas del organismo (véase Qi).

La espiritualidad artística, aunque ha sido brillantemente refinada por los japoneses, es propia de no muchas culturas, entre ellas la hindú y los nativos de Norteamérica. Esta cultura se ha declarado patrimonio universal de la humanidad recientemente.

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